Atribuciones y emociones

Ante un hecho concreto las personas reaccionamos de diferente manera, en función de la percepción y de la atribución que hacemos del acontecimiento. Los fracasos son más frecuentemente atribuidos a causas externas (me han suspendido el examen), mientras que los éxitos se atribuyen de forma generalizada a causas internas (he aprobado el examen).  Esta característica tiene un matiz adaptativo, ya que preserva la autoestima y el control percibido.

Ante una situación de percepción de fracaso, por ejemplo,  pueden darse diferentes hipótesis: si muestra ira o rabia, la persona está haciendo una atribución externa y controlable de la situación; cuando la respuesta es la culpa o el remordimiento la atribución de la situación que hace la persona es interna y controlable; aquellas personas que presentan la mayor respuesta de compasión o lástima ante la misma situación (por ejemplo ante una catástrofe) están haciendo una atribución externa e incontrolable del fracaso, mientras que las personas que presentan la mayor respuesta de vergüenza o tristeza hacen una atribución interna e incontrolable del fracaso.

Estas atribuciones se realizan ante situaciones como la del ejemplo (de fracaso), pero también ante situaciones en las que el resultado no ha sido el esperado, como un examen, una entrevista de trabajo, una cita, etc.

Cuando se dan hechos negativos o inesperados es más probable que las personas busquen una causa aceptable. Buscando explicaciones causales, las personas, utilizamos de manera sistemática sesgos de interpretación de la información y la consecuente atribución causal. Estos sesgos que utilizamos pueden tener una funcionalidad, bien para reducir la ansiedad frente a la incertidumbre o con el único propósito de incrementar la percepción de control sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.

No hay una correspondencia exacta entre las atribuciones y las dimensiones atribucionales ya que hay factores situacionales o factores individuales como el sistema de creencias. Dependiendo de la atribución que hagamos de una situación cuyo resultado no es el esperado habría un efecto emocional u otro. Por ejemplo una atribución interna y controlable se traducirá en una mayor autoestima; una atribución externa y controlable en una mayor gratitud; cuando la atribución es interna e incontrolable nos aportará esperanza para conseguir lo que deseamos y ante una atribución incontrolable pero externa el efecto emocional será de sorpresa.

Imagen: Rosa Rosado


 

 

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