Jugar al juego de la seducción

Y aunque desconocíamos que nos buscábamos para encontrarnos, que tendría que ser a pesar de nosotros, o no…el primer encuentro, ese tan lleno de expectativas, de imaginación, de miedo, de deseo…dejó entrever que nuestras almas podían conectar más allá de cualquier cuerpo, más allá de cualquier espacio, porque desde el primer instante nuestra aventura viajaba en la misma dirección, la de hacer el amor con las palabras, jugar al juego de la seducción, inscribir en el cuerpo con fuego ese nosotros en el que hacer cualquier lugar y que fuera posible.

Y así esperar al mañana, ese que llega solo como si fuéramos suyos, incapaces de no esperar, empujando mucho y mal y al mismo tiempo no queriendo evitarlo o forzándolo, …pero ya no. Son palabras, palabras que hacen cuerpo. Pero la realidad es siempre otra.  Volver a vernos, ensayar los silencios, también necesarios, para volver a romperlos, nombrando lo innombrable. Para darnos lo que no tenemos, aquello que cada uno pone en el otro y querer a pesar de a quien, con tal de que coincida contigo aunque lo desconozca.

Nada nos impide volar, a pesar de que la realidad pueda ser otra, por eso te voy escribiendo varias veces, borro, borro, no debes leerlo. Y si lo escucharas…Tengo ganas de ti. Es por eso, por callármelo lo puedo decir.  Si, tengo ganas de ti, y lo desconozco. Pero es a ti, descubrirlo, hacerlo existir. Volver a verte como si fuera esa otra aun primera mirada que puede ver al ser vista, ver que quiere donde no sabe, insaciada de verse perdida en la que le encuentra, incalmable en ese cruce en que me miras…al mirarte.

Y mientras jugamos al juego de la seducción los dos sabemos que a pesar de querer ese encuentro casi como imposible, por lo que quieres, por lo que quiero: una relación sin compromiso, sin ninguna exigencia que ahogue o que quiera hacer cambiar al otro salvo lo que vaya surgiendo…algo casi imposible, no es fácil. La vida es compleja y casi nunca llegamos a saber de nosotros, nos complicamos la vida deseando lo que no podemos querer, queriendo querer lo que deseamos…dejándonos ir. Porque sin riesgo no hay éxito o fracaso,  no hay nada.

Juguemos, mientras podamos, al juego de la seducción porque las palabras, todas, las que se dicen y las que se esconden en los silencios de la escucha son las que hacen cuerpo.

 

Imagen: Rosa Rosado


 

 

 

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