La soledad no deseada (también en los jóvenes)

Ante los casos de intentos de suicidio de los más jóvenes que se van conociendo en los últimos tiempos, uno de los síntomas o sensaciones más acusados es la soledad no deseada y por lo tanto un sentimiento de exclusión o de aislamiento. ¿Se sienten los jóvenes de hoy más solos que los jóvenes de otros tiempos? ¿Existe una relación entre este sentimiento de soledad y la ansiedad por salir de noche, durante tantas horas y un excesivo consumo de alcohol y otras sustancias? ¿Necesitan los jóvenes de hoy de una pertenencia al grupo más fuerte que en otras etapas de la vida o que en otros tiempos?

Hoy, la soledad ya no se entiende solamente en términos de vejez. La soledad en los jóvenes es una realidad, aunque se esconda por los tabúes que rodean a ese malestar emocional que provoca el sentimiento de soledad, de aislamiento social en el que muchos jóvenes dicen sentirse. Las consecuencias de este sentimiento, incluso si están acompañados, trae consigo otras emociones o sentimientos como la tristeza, la angustia, la ansiedad o el miedo, que llevados al máximo pueden acabar en trastornos depresivos e incluso intentos de suicidio.

La soledad es un sentimiento o un estado que más se ha vinculado con la vejez. Y sin embargo la soledad se siente en cualquier etapa de la vida porque el ser humano busca siempre completarse con el otro, existir para el otro. La soledad es un estado permanente porque forma parte del ser humano como la condición más genuina y no siempre ese estado nos lleva a un sentimiento de soledad. La soledad cuando es elegida es fuente de crecimiento porque se puede vivir una realidad positiva y constructiva en la que conectarse con uno mismo para descubrir cómo somos, cuáles son nuestros deseos, nuestras ilusiones, nuestros límites…

Los jóvenes pueden llegar a sentirse solos por diferentes factores, desde problemas familiares, insatisfacción con la vida, falta de verdadera amistad, de aceptación social hasta el miedo a compartir opiniones para no sentirse excluido por parte de los demás. Parece que la soledad no deseada está creciendo también entre los jóvenes adultos. Esta es una etapa en la que suelen tomar decisiones críticas sobre sus vidas en relación al trabajo, el amor, la identidad…

¿Qué papel juegan las redes sociales en el sentimiento de soledad de las personas jóvenes? ¿Se trata de una fórmula contra la soledad y el aburrimiento? ¿O por el contrario, son las redes sociales un medio de comunicación y socialización? Los últimos cambios en la estructura familiar, con los padres y madres trabajadores y familias monoparentales, tienen una mayor incidencia en el sentimiento de soledad de los niños desde muy temprana edad, cuando algunos llegan con su llave solos a casa, se preparan solos sus meriendas o tienen que realizar tareas domésticas adecuadas a su edad, también en soledad. Se van incorporando al mundo de las redes sociales como una manera de mitigar ese sentimiento de soledad, como una manera de pertenecer, de sentirse parte de o de superar barreras personales o físicas. 

Sin embargo, no se puede demonizar a las redes sociales haciéndolas responsables del aislamiento o de la soledad que experimentan algunos jóvenes, ya que en ocasiones han sido imprescindibles para mantener el ánimo y las relaciones personales (en el confinamiento por la pandemia, por ejemplo) y han servido y sirven para mantener nuevas formas de mantener algunos vínculos. Pero sí conviene afrontar, cuando nos vinculamos a través de los medios, el temor a la falta de autenticidad y el no saber cómo mostrarnos para tener el reconocimiento de los otros. Cuando de lo que se trata es de intentar aplacar el miedo o el sentimiento de soledad con el uso de las redes sociales y se hace un uso abusivo de las mismas, la tecnología más que ayudar amplifica el sentimiento de aislamiento social. 

Para superar el sentimiento de soledad en los jóvenes sería necesaria la implantación de programas educativos que ayuden a disminuir los factores de riesgo que generan sentimientos de soledad dotándoles de herramientas para trabajar la autoestima y las habilidades sociales. Promover programas de actividades físicas o deportivas y saludables para evitar el aislamiento social. Y para evitar caer en la adicción de las redes sociales que fomentan la soledad, regular su uso desde la más temprana edad por parte de la familia, enseñándoles a utilizar su propia capacidad de autogestionarse utilizando su autocontrol para buscar la manera de generar conductas más saludables y equilibradas. 


Imagen: Rosa Rosado

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