Papel de la psicología o el psicólogo en el envejecimiento activo (de la conferencia: retos del envejecimiento activo en el Siglo XXI).

Al igual que decíamos tanto en la charla sobre el sentimiento de soledad, como en la del manejo del duelo, cuando no somos capaces por nosotros mismos de encarar, en este caso, el deterioro físico, emocional o cognitivo es necesario contar con la ayuda de los profesionales de la psicología que nos pueden enseñar a desarrollar estrategias internas de afrontamiento frente a los problemas.

Y, cómo puede ayudar el psicólogo a modificar algunos de los problemas que aparecen en la vejez?

Algunos ejemplos serían…

Frente al declive intelectual, mediante el entrenamiento en la realización de ejercicios mentales.

Ante los olvidos, enseñando estrategias para recordar, por ejemplo apuntando las cosas en post-it, en un papel, en el móvil…

Frente al sentimiento de soledad, fomentando el incremento en actividades agradables y desarrollando habilidades sociales para conectar con gente.

Frente a la lentitud de movimiento, enseñando a hacer ejercicios, actividades, caminar…

Si notamos la movilidad reducida, mediante el entrenamiento en estiramientos.

Si dormimos mal, enseñando a practicar la relajación y los hábitos de sueño saludables, como irse a dormir siempre a la misma hora; no abusar de ver la televisión, leer antes de dormir…

Si notamos fatiga, aprendiendo a realizar ejercicios aeróbicos.

Si sentimos depresión o estado de ánimo deprimido, llevaremos a cabo actividades agradables y también se puede entrenar en reestructuración cognitiva. Se trata de entrenar para cambiar los pensamientos automáticos por otros alternativos.

Ante el aburrimiento, buscaremos crear nuevos aprendizajes.

O si tenemos la presión arterial alta, buscaremos fortalecer el ejercicio físico y controlaremos el peso.

En definitiva, podemos aprender a utilizar estrategias de afrontamiento que los profesionales de la psicología pueden poner a nuestro alcance y que nos ayudará en este proceso de envejecimiento activo.

Pero además de todas estas estrategias que se pueden aprender para envejecer de forma activa, el psicólogo es, sobre todo, ese profesional que escucha, que empatiza, que no juzga, que está ahí para propiciar el encuentro de la persona consigo mismo, con su deseo, ese deseo que nos da la posibilidad de “elegir” el viejo que queremos ser. Aunque la falta de deseo no es propia solo de las personas mayores, eso son también prejuicios que nos han sido transmitidos culturalmente. El encuentro con nuestro deseo va a depender de nuestro afrontamiento en el proceso de envejecimiento.

Imágenes: Sandra Rosado

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